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Flacidez, arrugas y daño solar: la trilogía del envejecimiento facial a partir de los 30 años

“La flacidez, las arrugas y las atrofias de las partes blandas con daño solar conforman la trilogía del envejecimiento facial a partir de los 30 años, aunque los signos van apareciendo de forma diferente en cada persona”, asegura Lakhdar Belhaouari, miembro de la Sociedad Francesa de Cirugía Plástica Reconstructiva y Estética y director del Centro de Cirugía Estética Dr. Belhaouari (Toulouse), con motivo del simposio organizado por Allergan en el marco del 13º Congreso Mundial de Medicina Estética y Antiaging (AMWC) celebrado en Montecarlo estos días.

Este especialista afirma que los primeros signos visibles del envejecimiento comienzan a partir de los 30-35 años, como las arrugas del entrecejo y las patas de gallo, “aunque por ejemplo las ojeras pueden aparecer antes, a partir de los 20, sobre todo por hipotrofia de la grasa”. No obstante, no hay que olvidar que la genética, el sol, el tabaco, una mala alimentación o el estrés “son factores extrínsecos que influyen y que pueden acelerar el envejecimiento de la piel, ya que contribuyen a la formación de radicales libres y por tanto oxidan nuestro organismo”, matiza.

Por su parte, Francisco Ortiz, director médico de las Clínicas Médico-Estéticas Teknobell de Sevilla, recuerda que incluso engordar y adelgazar en exceso define el aspecto del rostro. “La grasa es responsable de las concavidades y convexidades que definen una cara joven. Cuando el peso corporal varía, se producen cambios de volumen a nivel de la grasa profunda, lo que hace que ésta se desplace y aparezcan surcos”, explica.

 

El envejecimiento facial paso a paso: nuestro rostro a los 30, 40 y 55 años

¿Cómo cambia nuestro rostro en la tercera década de la vida? “Se manifiestan los signos del fotoenvejecimiento temprano y pueden verse poros abiertos y señales de acné cicatrizado, por eso son recomendables los peeling químicos, la mesoterapia y la exfoliación mecánica suave”, explica Ortiz. Para las personas que gesticulan mucho “es conveniente iniciar el tratamiento con toxina botulínica para retrasar de forma importante la formación de arrugas dinámicas; éstas suelen localizarse en la zona de los ojos, la frente y el entrecejo”, matiza.

A los 40 años estas líneas dinámicas empiezan a marcarse y pueden aparecer manchas en la piel (léntigos). “Sobre todo en las personas fumadoras, comienzan a formarse las arrugas del ‘código de barras’ y la definición de los labios varía. En esta década se empieza a notar la pérdida de volumen y estructura en el tercio medio de la cara”, manifiesta Ortiz. “Para rellenar las arrugas estáticas, los surcos medios, restaurar la pérdida de volumen y dar solidez a la estructura facial profunda utilizamos el ácido hialurónico y, cuando éste es de última generación, nos permite además tratar los labios y la región perioral con resultados muy naturales”, revela.

A partir de los 55 años, sobre todo en mujeres como consecuencia de la menopausia, se producen cambios hormonales que suelen influir directamente en la piel de la cara. “Va disminuyendo el espesor y el número de células de la dermis y la epidermis, se pierde hidratación y elasticidad: el envejecimiento facial se acelera por la pérdida de grasa subcutánea y la reabsorción ósea, y se pierde volumen en áreas concretas como los pómulos o surcos nasogenianos”, indica este especialista.

No obstante, en aquellas personas tratadas previamente, su abordaje será más fácil. “Seguiremos manteniendo controladas las arrugas dinámicas y estáticas con toxina botulínica y se repondrá a demanda la pérdida de volumen con ácido hialurónico”, afirma. Sin embargo, en aquellos pacientes no tratados con anterioridad “se programarán actuaciones en el plazo de 1 a 2 años para mejorar y restaurar la piel”, declara Ortiz.

Ante todo, “y pese a que hay personas que quieren aparentar varios años menos, debemos siempre conservar la belleza emocional del rostro”, apunta Belhaouari. Por esta razón, con el objetivo de lograr una cara descansada de manera natural y mejorar la imagen personal, “cada vez más hombres y mujeres buscan en la medicina estética una forma de aumentar su autoestima e incrementar sus oportunidades de éxito laboral”, concluye este especialista.

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