Madrid ha puesto en marcha su nuevo Plan Estratégico de Farmacia 2016, con el objetivo de “establecer líneas de actuación que aumenten los beneficios esperados de los tratamientos, promoviendo la seguridad en torno a su utilización y permitiendo a la vez una mayor eficiencia”, todo ello, según explica la propia Consejería de Sanidad “sin afectar a la calidad del cuidado de los pacientes”. Este plan incluye medidas enfocadas al uso racional del medicamento y productos sanitarios que precisan la colaboración entre los profesionales de las diferentes estructuras de la organización sanitaria.
Las diversas actividades, algunas ya implementadas en la actualidad, se engloban en 12 líneas estratégicas que se pueden agrupar en tres grandes grupos de factores: los relacionados con los profesionales y pacientes, los científico-técnicos y los externos. Son las siguientes:
- Gestión clínica de la farmacoterapia
- Coordinación entre niveles asistenciales
- Seguridad en los tratamientos farmacológicos
- Formación e información
- Actuaciones específicas en pacientes mayores
- Convenios, por ejemplo, con el Servicio Regional de Bienestar Social
- Actuaciones en productos sanitarios, como por ejemplo de los absorbentes
- Compromiso de los profesionales con la organización
- Los farmacéuticos como profesionales clave tanto en la atención primaria como en los hospitales
- Educación sanitaria de los pacientes
- Relaciones con la industria farmacéutica y las negociaciones de precio y la regulación de todos los visitadores que se puedan producir en los centros de salud,
- Responsabilidad social corporativa
Según los datos de la Comunidad de Madrid, en la región se dispensaron más de 100 millones de envases de medicamentos en 2014 por receta médica financiada con fondos públicos. Esto supuso un gasto de más de 1.100 millones de euros en 2014, con un incremento del 5,4 % con respecto al año anterior. De este modo, el gasto medio en medicamentos a través de receta por cada madrileño fue de 174 euros.
En este sentido, la Consejería de Sanidad, los factores que condicionan la utilización de medicamentos son numerosos y desde las organizaciones sanitarias no es posible actuar sobre todos ellos. Por lo tanto resulta necesario seleccionar adecuadamente las acciones que consigan la mayor posibilidad de éxito sin olvidar que la prioridad del sistema sanitario es mejorar el estado de salud de los ciudadanos asegurando la sostenibilidad del mismo.
Imprescindible la colaboración de los profesionales sanitarios
El Plan estratégico establece una hoja de ruta que, con la imprescindible colaboración de los profesionales sanitarios, pretende coordinar e integrar múltiples acciones dirigidas a promover la mejor utilización de los medicamentos y contribuir así a la gobernanza del sistema sanitario, optimizando la gestión de la prestación farmacéutica.
Entre las actuaciones que ya se han puesto en marcha o están previstas a lo largo del año 2015 se encuentra la mejora de la utilización de medicamentos para la osteoporosis, la adecuada prescripción de hipolipemiantes en función del riesgo cardiovascular de los pacientes o la selección del fármaco más adecuado para el tratamiento de las patologías más frecuentes en personas mayores.
Como estrategia alineada con otras actuaciones relacionadas específicamente con el tratamiento de los pacientes con enfermedades crónicas, se ha considerado muy relevante incluir actuaciones dirigidas a fomentar la revisión e idoneidad de los tratamientos, que deber ir seguidas de intervenciones dirigidas a promover la adherencia a los tratamientos. Tal y como explican, las consecuencias de la falta de adherencia, en un tratamiento correctamente prescrito, se traducen en una disminución de los resultados esperados en salud. Aumentar la efectividad de las intervenciones sobre revisión de tratamientos y adherencia terapéutica puede tener una repercusión mucho mayor sobre la salud de la población que cualquier mejora de los tratamientos médicos específicos.
Nicolas Gonzalez Casares: