Terapéutica

Depresión y artritis

Un estudio del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) halló que los individuos con artritis manifiestan altos grados de depresión y ansiedad, que ambos con frecuencia no se diagnostican y que muchos pacientes no reciben el tratamiento correspondiente.

Depresión y artritis

Un estudio del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) halló que los individuos con artritis manifiestan altos grados de depresión y ansiedad, que ambos con frecuencia no se diagnostican y que muchos pacientes no reciben el tratamiento correspondiente.

El estudio, publicado en línea por Arthritis Care & Research se realizó vía telefónica con casi 1800 personas de 45 años o más que habían sido diagnosticadas por un médico con alguna forma de artritis o trastorno relacionado, como lupus o fibromialgia. Según respuestas al cuestionario de salud emocional, el 31% de los encuestados presentaban ansiedad y 18% depresión. Se observó una coexistencia significativa de ambos: 84% de los que tenían depresión tenían también ansiedad y 50% de quienes tenían ansiedad también presentaban depresión.

La correlación entre depresión y artritis, especialmente artritis reumatoide es bien conocida, pero este estudio sugiere que la ansiedad puede ser incluso más común de lo que antes se pensaba.

La Dra. Louise Murphy, autora del estudio y directora del Programa de Artritis en la División de Salud Pública del CDC, dijo que ella y sus colegas se sorprendieron al descubrir tan altos niveles de ansiedad.

Pero no todos se sorprendieron, el Dr. Michael Clark, director del programa de tratamiento de dolor crónico del departamento de psicología y ciencia del comportamiento de la Universidad Johns Hopkins señaló que este nuevo estudio sólo añade a lo que ya saben los expertos en la materia. Afirma: "Desde hace mucho sabemos que los trastornos psicológicos aumentan en todos los pacientes con dolor crónico". Por ejemplo, un estudio de la Organización Mundial de la Salud del 2002 encontró en EE.UU. que los adultos con artritis tienen mayor riesgo a una variedad de trastornos de ansiedad que los que no tienen artritis. El problema es que a pesar de la inmensa evidencia de ello el diagnóstico no se realiza, se le da poco tratamiento y tampoco se le comprende del todo.

Una posible explicación, indica, es que "con la depresión y el dolor crónico en general, no podemos lograr que los doctores los reconozcan como trastornos independientes; no se deben simplemente a vivir con una enfermedad crónica". Muchos médicos creen que sentirse deprimido o ansioso es parte de vivir con una enfermedad crónica. En lugar de averiguar si la depresión es un efecto adverso de algún fármaco o se debe a otro factor, algunos ignoran el asunto.

El Dr. Clark también afirma que es posible que los pacientes no reporten siempre lo problemas de salud mental. El estigma que persiste sobre los asuntos psicológicos puede detractar a los pacientes de hablar de estos con los doctores. Nadie quiere que lo tilden de "loco", añade. Además puede que no detecten la conexión entre dolor y depresión.

Empero, existe una relación compleja entre la salud mental y la discapacidad, mismas que están fuertemente ligadas, explica Murphy. No diagnosticar o tratar a una de ellas puede producir un gran impacto en la otra.

"Los individuos con problemas de salud mental definitivamente tienden a presentar más limitaciones funcionales", continúa, "tener depresión puede hacer que la persona no tenga energía para hacer ejercicio, y que alguien con ansiedad no lo haga  porque teme caerse y empeorar el dolor".

Según la Alianza Nacional para las Enfermedades Mentales (NAMI), una persona con depresión y alguna enfermedad crónica probablemente no se adhiera a su tratamiento, y también fume, beba, lleve una dieta inadecuada e ignore la actividad física. Todos ellos, comportamientos que pueden dar resultados indeseables.

Dada la intrínseca relación entre tratamiento de trastornos mentales y mejoramientos de funcionalidad y dolor, los autores del estudio aseveran que tratar enfermedades mentales debe considerarse una parte fundamental del manejo de los síntomas de la artritis.

Los fármacos para la depresión y la ansiedad pueden ayudar, pero no son la única opción, agregan. Murphy recomienda clases de autocuidado para estos trastornos, subrayando que otro estudio reciente del CDC descubrió que estas clases "se asociaron a un decremento considerable y sostenido de problemas mentales".

La actividad física es otra buena alternativa. Casi cualquier tipo de actividad puede auxiliar a reducir el dolor y la depresión, y también es esencial para el manejo de los demás síntomas de la artritis. Los investigadores resaltan que los programas comunitarios de actividad física como EnhanceFitness y el programa de la Arthritis Foundation Walk With Ease son particularmente útiles para ayudar a la gente con artritis a hacer ejercicio sin empeorar los síntomas.

Murphy espera que el simple hecho de crear consciencia sobre el vínculo entre artritis y problemas psicológicos mejore el diagnóstico y el tratamiento con el tiempo. Agrega: "Sabemos de las implicaciones físicas, pero no tanto de las emocionales. Existe una interacción entre dolor, ansiedad y discapacidad. El enfocarnos en un solo aspecto, hace que desatendamos la totalidad del problema.

Es interesante señalar que solamente la mitad de los individuos con estos trastornos de salud mental buscaron su tratamiento el año pasado.

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