Terapéutica

Farmaindustria presenta un Plan de Adherencia “riguroso e integrador”

Farmaindustria recuerda que en la elaboración del Plan de Adherencia han participado sociedades científicas, expertos y pacientes y lo define como un documento "impecable desde el punto de vista técnico".
Humberto Arnés, Esther Sabando, Cristina Avendaño y José Ramón Luis-Yagüe, en la presentación del Plan de Adherencia.

El director general de Farmaindustria, Humberto Arnés, y el responsable de Relaciones con las Comunidades Autónomas, José Ramón Luis-Yagüe, han presentado en Barcelona el Plan de Adherencia al Tratamiento, impulsado y coordinado por la patronal con la contribución de 15 sociedades médicas, de Enfermería y Farmacia, la consultora Ernst & Young y varios expertos de las áreas de salud y economía, además de asociaciones de pacientes. Durante la presentación, han defendido su rigor técnico y su carácter integrador.

En lo que respecta a la base científica del Plan, fue José Ramón Luis Yagüe quien explicó que éste se ha construido sobre de una revisión exhaustiva de la literatura científica, nacional e internacional, en la que se han tenido en cuenta más de 2.000 trabajos relacionados con la adherencia. En este sentido, Cristina Avendaño, chair del Plan y máxima representante de la Sociedad Española de Farmacología Clínica, explicó que en esa revisión se han "identificado limitaciones en la calidad metodológica de las iniciativas puestas en marcha hasta ahora, su carácter disperso y aislado". "El aprendizaje principal", afirmó, "es que las intervenciones con más efecto son las multidisciplinares, que asocian a distintos colectivos y distintos niveles". También se ha visto que no hay fórmulas únicas para fomentar la adherencia, dada la variabilidad de causas y factores que intervienen en cada paciente.

En lo que respecta a su carácter integrador, Arnés se refirió a la implicación en el proceso de un gran número de colectivos profesionales, así como representantes de los pacientes y administraciones, con los que se han compartido borradores preliminares para que hicieran sus aportaciones. Para el director general de Farmaindustria, una de las fortalezas del Plan es que surge "de abajo hacia arriba. Parte de las aportaciones de los que trabajan en la materia, de los que están en contacto con los pacientes, y se plantea hacia arriba, hacia las administraciones sanitarias, para que puedan aplicar un método para mejorar la adherencia y, con ello, la calidad asistencial".

A debate en el Interterritorial

En este sentido, reconoció que para la patronal sería una buena noticia, de cara a su implementación por parte de las comunidades autónomas, "que el Plan pueda ser debatido en el Consejo Interterritorial", y apuntó, en relación con las reticencias de algunos gobiernos regionales, como el de Extremadura, que la intención es que pueda ser aplicado "por aquellas que lo crean conveniente", dejando la puerta abierta a que haya "quien lo aplique parcialmente, o añada cosas". De hecho, lo definió como "un documento vivo, al que se podrán incorporar aportaciones de los distintos actores y las distintas administraciones sanitarias".

Con respecto a las opiniones sobre la conveniencia o no de que haya sido Farmaindustria la impulsora de un Plan de estas características, Arnés, argumentó que han tomado la iniciativa por dos razones, principalmente. La primera de ellas tiene que ver con la creencia de que "la labor de la industria no termina cuando se pone un producto en el mercado, sino que va más allá, y los laboratorios nos sentimos responsables de que el uso de los medicamentos sea el adecuado". La segunda responde a la convicción de que, por sus recursos, y contando con la participación de todos los agentes implicados, tenían capacidad para ello.

Cuestiones técnicas

Junto a todas las cuestiones políticas que han rodeado al lanzamiento del Plan, se abordó lo relacionado con la propuesta técnica. En este sentido, el documento, estructurado en seis pilares, recoge hasta 26 acciones, que, como señaló Luis-Yagüe, están dirigidas al plano de la Administración, de los profesionales sanitarios implicados en el manejo de los medicamentos, así como de los pacientes. Además de las acciones, explicó Luis-Yagüe, "se han diseñado indicadores para evaluar los resultados de aquellas que se apliquen".

En el nivel de los profesionales, por ejemplo, destacan algunas propuestas como la de la dedicación del tiempo necesario por parte del médico a la explicación del tratamiento al paciente o la utilización de la receta electrónica para detectar y comunicar posibles casos de incumplimiento. También se plantea la incorporación de la adherencia en los planes de estudio de carreras biosanitarias o el empoderamiento de los pacientes, poniendo en valor el papel de los formadores dentro de las asociaciones. Esther Sabando, que participó en la presentación representando a la Plataforma de Organizaciones de Pacientes, agradeció que se les haya tenido en cuenta en la elaboración y llamó a las autoridades "a mirar el impacto que puede tener el Plan en la salud de los pacientes", teniendo en cuenta, como indican los resultados de la encuesta incluida en el documento, que sólo el 50% de los pacientes cumple con su tratamiento.

Precisamente, la propuesta de Farmaindustria incluye una estimación del impacto de la aplicación de estas medidas en la salud de estos pacientes y en la economía del sistema sanitario. A este respecto, Luis-Yagüe cuantificó en unas 8.700 muertes evitables y 75 millones de euros si se consigue aumentar en 10 puntos la adherencia en el área cardiovascular (actualmente ronda el 55%, según datos de una encuesta realizada por Farmaindustria). El Plan también incluye cálculos similares para EPOC, diabetes y depresión, algunas de las áreas donde se han detectado mayores problemas de cumplimiento del tratamiento.

Costes de aplicación

En lo que tiene que ver con los gastos que puede suponer la implementación del Plan, Avendaño citó medidas, como la incorporación de la adherencia en los programas formativos, que no tienen ningún coste. En cambio, puede haber otras que sí lo pueden tener, ya sean directos o por la necesidad de aumentar los recursos humanos o el tiempo de atención. “Pensamos que la implementación del Plan no va a depender de eso”, indicó Arnés, “ya que el coste global no superaría los 10 millones de euros”.

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