Terapéutica

Farmaindustria destaca los ‘efectos secundarios positivos’ derivados de los medicamento

Farmaindustria ha elaborado una información, basándose en el informe de la Fundación Weber, en la que llama a tener en cuenta los ahorros que los medicamentos generan al SNS y su aportación al sistema productivo, además de a la esperanza de vida.
Gráfico de Farmaindustria

El ahorro de costes para el sistema sanitario y para la sociedad, así como para la estructura productiva del país. Ésa sería, según Farmaindustria, otra forma de ver, ésta en positivo, los efectos secundarios de los medicamentos. Y se sirve para ello, como ya hiciera Diariofarma en un artículo reciente, de algunos de los datos recogidos en el informe 'El valor del medicamento desde una perspectiva social', elaborado por el centro de estudios en economía de la salud Weber con el apoyo de la patronal.

"Este ahorro de costes pasa inadvertido a menudo porque sus efectos beneficiosos se dejan notar en el medio y largo plazo, de forma que cuando se generan estos retornos a la sociedad pocos los asocian con la llegada de las nuevas terapias", apuntan. Además, señalan que "hasta ahora no ha existido una dinámica adecuada para poder relacionar los ahorros con los efectos beneficiosos de los fármacos innovadores".

Farmaindustria subraya, como hicieran los autores del informe, que esos ahorros pueden ser directos o indirectos, y los primeros, a su vez, pueden ser sanitarios o no sanitarios. En cuanto a los ahorros directos sanitarios, destacan la reducción de la medicación, las consultas médicas, las urgencias, las pruebas diagnósticas, las hospitalizaciones, las visitas médicas domiciliarias y el transporte medicalizado. También llaman la atención sobre el hecho de que las terapias innovadoras a menudo mejoran la adherencia al tratamiento y, con ello los resultados en salud y el uso de los servicios sanitarios.

La patronal se refiere aquí a algunos estudios incorporados en el informe. Uno de ellos, realizado en Estados Unidos, que indica que una reducción de un año en la edad media del medicamento, si bien se asocia con un aumento de 8,2 dólares en el gasto farmacéutico per cápita, se traduce después en una reducción de 45,4 dólares en el gasto sanitario total per cápita. También citan uno desarrollado en Suecia, que estima que si no se hubieran aprobado fármacos innovadores tras el año 1992, el número de hospitalizaciones en 2009 hubiera sido un 12% superior.

Reducción de costes hospitalarios

Un ejemplo más cercano se encuentra en España, donde un análisis realizado por Farmaindustria –y recogido también en el informe de la Weber– determinó que el aumento del gasto farmacéutico hospitalario producido entre 1999 y 2005 generó una mayor reducción en el resto de áreas de gasto hospitalario, lográndose así un ahorro neto de costes. Así, calculan que por cada 10% de incremento promedio del gasto farmacéutico hospitalario per cápita en pacientes externos, el gasto farmacéutico hospitalario aumentó en 2,5 euros per cápita, mientras que el resto de partidas de gasto hospitalario se redujeron en 3,6 euros, generando un ahorro neto de 1,1 euros per cápita en el gasto hospitalario total.

En cuanto a los ahorros en costes directos no sanitarios, la patronal se refiere a los que se derivan de los cuidados personales dedicados a personas con falta de autonomía personal, y pueden ser formales (provistos por profesionales, de forma remunerada) o informales (proporcionados por el entorno afectivo del paciente). En el caso de los costes indirectos, "el principal", dicen, "es que gracias a las nuevas terapias se reducen las bajas laborales y el absentismo y, en consecuencia, se incrementa la productividad".

Aunque esto es más obvio, Farmaindustria también ha querido recalcar la idea de que los medicamentos han contribuido a aumentar la esperanza de vida, citando otro de los estudios, que concluye que, sin la aprobación de los nuevos antirretrovirales, el gasto sanitario directo anual por paciente habría sido un 26% inferior, pero no se habría producido la ganancia en esperanza de vida atribuible a los medicamentos (un 60% de la mejora en esperanza de vida total producida en este colectivo entre 1993 y 2001). En esta área, los autores del informe sitúan el ratio de coste-efectividad incremental en 17.175 dólares por año de vida ganado, lo que implica, apuntan, que la intervención es coste-efectiva. Otros informes similares lo sitúan entre los 13.000 y los 23.000 dólares por año de vida ganado gracias a los antirretrovirales. 

En el caso de la depresión, el incremento del 243% del coste farmacológico para tratar la enfermedad entre 1990 y 2000 en Estados Unidos se tradujo en un aumento de 934 dólares per cápita, que, según los autores, fue compensado sobradamente con unos menores costes sanitarios y no sanitarios (la productividad laboral habría mejorado en un 10%). Así, el coste de hospitalizaciones per cápita se habría reducido en 1.611 dólares en el mismo periodo (un 59%), mientras que el conjunto de los costes sanitarios experimentaron una reducción del 19%. Finalmente, el coste global, sanitario y no sanitario, de tratar a un paciente con depresión pasó de 9.721 a 8.419 dólares, lo que supone una reducción de costes del 13,4%, concluyen.

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