Profesión

Resolver el malestar de los profesionales es clave para poder avanzar en la humanización

Paul W. Abramowitz, CEO de la ASHP, ha ofrecido una ponencia centrada en la necesidad de dar respuesta a la situación de estrés que viven muchos profesionales para que esto no impacte en los pacientes y se pueda avanzar en la humanización de la atención.
Imagen de la jornada PostMidYear ASHP, organizada por la SEFH.

Paul W. Abramowitz, CEO de la American Society of Health-System Pharmacyst (ASHP), ha sido uno de los protagonistas de la jornada PostMidyear organizada por la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria, con el patrocinio de Amgen, con una ponencia centrada en las situaciones de estrés que viven muchos profesionales en el sistema sanitario americano, entre ellos los farmacéuticos de hospital y el resto de los que operan dentro del sistema de salud. Una situación que bien podría extrapolarse al caso español.

El CEO de la ASHP se ha referido a los resultados de una encuesta, en la que el 61% de los participantes declaraban estar sobrepasados, y el 53% exhaustos emocionalmente. "Otro problema, además de que están exhaustos", ha subrayado, "es que muchas se sienten solos". Además, como resultado de la evaluación de estas situaciones han tomado, como predictores de malestar entre los farmacéuticos la abundancia de tareas no clínicas, entre otros factores. En el caso de los residentes, algunos con jornadas de casi 60 horas semanales, se ha percibido un grado elevado de estrés, depresión y hostilidad.

La sobrecarga de trabajo, la ausencia de claridad en la demarcación de responsabilidades, o la escasa interacción social se han identificado también como factores propicios para que el malestar aumente. Y "todo ese malestar", ha apuntado Abramowitz, termina "impactando en los pacientes", en un momento, además, en el que son múltiples las voces que claman por una mayor humanización de la atención. A este respecto, ha asegurado que hay ya estudios que demuestran que el hecho de que los profesionales estén sometidos a estas situaciones genera que haya "más errores y menos seguridad para los pacientes", y eso, además de tener un impacto en la salud, redunda, ha concluido, "en mayores costes para el sistema, mayor absentismo y menor productividad". 

En contraposición con esta tendencia, están surgiendo en Estados Unidos estrategias en el entorno profesional para hacer frente a esta situación. Muestra de ello es el objetivo de la National Academy of Medicine (NAM), que ha puesto el foco en la mejora del bienestar y la visibilización del estrés de los profesionales, y pretende desarrollar soluciones colaborativas para reducir la presión asistencial. La ASHP, que colabora con la NAM, ha tomado buena nota de esta tendencia y ha incluido un punto en su Plan Estratégico, orientado a "mejorar el cuidado de los pacientes a través del fomento al bienestar y la resiliencia de los farmacéuticos, en ejercicio y también residentes, así como los técnicos de Farmacia".

Sensación de urgencia y necesidad de respuesta

Para Abramowitz, una de las claves para poder avanzar en este sentido está en "crear sensación de urgencia y concienciar de la necesidad de dar respuesta a estos problemas". Eso de cara a los gestores y los que dirigen el sistema. Pero, señala el CEO, los factores que inducen al malestar no solo provienen de ahí, sino que hay cuestiones sociales, regulatorias, organizacionales, de aprendizaje y práctica y otras relacionadas con las responsabilidades que se atribuyen al farmacéutico.

Además de estos factores que pueden considerarse externos, están aquellos que tienen que ver con la persona, más internos, que exigen el desarrollo de habilidades emocionales. Es ahí donde entra la capacidad de resiliencia, que, no obstante, hay que equilibrar. "Si consideras que puedes adaptarte a la situación, adelante; si no, a lo mejor es momento de parar y, si el malestar es muy grande, buscar ayuda profesional", ha señalado.

Saliendo del ámbito personal y volviendo al colectivo, Abramowitz ha opinado que buena parte de la solución pasa, también, por poner el énfasis en la humanización de la relación con el resto del equipo. Eso pasa, entre otras cosas, por trabajar en colaboración y evitar que el peso del estado de un paciente recaiga, íntegramente, sobre las espaldas de un único profesional. Además, considera que es fundamental "crear espacios temporales para recuperarse de una situación de estrés, definir bien las responsabilidades de cada uno, reconocer adecuadamente los logros, promover la participación de los profesionales en las decisiones, que haya una toma de decisiones transparente y que se alineen las expectativas personales y los objetivos de la organización".

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