Opinión

Gasto farmacéutico: reflexiones desde el despacho de una oficina de farmacia española

Artículo de opinión de Fernando Ribot, tesorero de la Asociación de Profesionales de la Farmacia (Asprofa)

Artículo de opinión de Fernando Ribot, tesorero de la Asociación de Profesionales de la Farmacia (Asprofa)

Fernando Ribot, tesorero de Asprofa

Desde hace años hemos ido asistiendo en primera persona a cómo todos los gobiernos de todos los colores han puesto su mirada en el gasto farmacéutico. Todos, cometiendo el mismo error, se han centrado en el gasto en farmacia, cuando sabemos que este concepto es bastante irrelevante comparado con el gasto total en sanidad.

Por suerte, vivimos en un país donde la calidad de vida es uno de nuestros anhelos y creo que somos referente a nivel mundial en cuanto a ello. Somos líderes en la medida de “esperanza de vida”.

Nuestros mayores cada vez viven más años y mejor. Y, en parte, además de por la dieta y por todas las campañas de ejercicio saludable lanzadas por instituciones varias , esa calidad de vida es fruto de los tratamientos farmacológicos a la población.

La lógica, en principio, es aplastante. Gastamos más en medicamentos porque vivimos más años.

Algo tan de sentido común es lo que año tras año se intenta atacar, siempre enfocando el problema en el gasto en farmacia, cuando la realidad es que las farmacias facturamos al Sistema Nacional de Salud (SNS) menos que hace diez o doce años.

En España es posible tratar la diabetes, la hipertensión y el colesterol ( las tres cosas juntas) de todo un mes por menos de lo que te cuesta una cerveza en cualquier terraza

Donde unos vemos una inversión en salud y en calidad de vida, otros ven, sin embargo, un problema continuo de gasto desorbitado. Y por ese motivo se adoptan año tras año medidas de recorte, ya sean bajadas de precio, reales decretos confiscatorios, bajadas de margen a los medicamentos o a los almacenes distribuidores, etc.

Todo ello, sin olvidar todos los avances tecnológicos que nos imponen a las farmacias y cuya inversión sale de los bolsillos de los farmacéuticos. En este sentido es relevante citar la receta electrónica y conexión de internet, folios, impresora, tinta, actualizaciones del programa de RELE, Sevem, scanners nuevos, etc .

Por todas estas cuestiones, los márgenes con los que trabajamos (fruto de estas medidas presentes y futuras de recortes, y de estos gastos fijos cada vez más elevados) son cada vez menores y hace que cada vez la farmacia sea menos viable.

Subastas, desabastecimientos y 'claw back'

A día de hoy se suman nuevos problemas: el desabastecimiento y la subasta de medicamentos, acompañada de la devolución de los descuentos que pretenden entreguemos a la administración.

Algo, que si no tuviera un nombre en inglés ‘claw back’ pensaríamos que es del todo ilegal. Yo lo llamaría esquilmar u otra cosa más fuerte, pero por lo visto es una medida que se emplea en otros sectores con la administración y está admitida legalmente.

El desabastecimiento, en mi opinión es el problema más alarmante. Fruto, creo que exclusivamente, de las bajadas reiteradas de precios por parte de los Gobiernos que nos han ido asfixiando año tras año. Ante ese escenario, los laboratorios prefieren exportar al extranjero esos medicamentos, en donde se las pueden pagar al doble o al triple que en España.

Por ese motivo, con una política de bajada de precios continua, en nada serán miles las faltas que tendremos en las farmacias, y no cientos como hasta ahora.

No entiendo la inacción por parte de la Agencia Española de Medicamentos (Aemps), o la falta de rotundidad y firmeza por parte de algunas de nuestras instituciones, cuando el problema y la solución es tan evidente.

Si la simvastatina vale 0,80 euros en España de PVP y en otro país 7 o 9 o 25 euros, cualquiera venderíamos antes estatinas en el extranjero que en España.

La subasta es la otra medida sin sentido. Sacar moléculas a subasta sabiendo de antemano que desde el primer día va a provocar desabastecimiento por parte de los laboratorios adjudicatarios es la mejor manera de provocar una total falta de adherencia a los tratamientos por parte de los pacientes.

En resumen: la única manera efectiva que se me ocurre de bajar el gasto en farmacia es reducir la población o los servicios. Todo lo demás es ser un incendiario y provocar problemas derivados, como a los que nos estamos refiriendo.

La salud es un bien muy preciado.

La salud no se subasta.

La salud no es un gasto, sino una inversión.

Y por cierto, una de las mejores que hacemos año tras año.

Por favor, no ahoguemos el sistema ni lo intentemos reventar.

Asumamos que la población envejece, intentemos implantar medidas de ahorro y de contención en gasto de hospital, concienciar a los médicos de atención primaria y alegrémonos del sistema de farmacias que tenemos en este país, del modelo que ha venido funcionando y que es el que sustenta al resto del sistema público sanitario.

No vamos bien...... pero hagamos por no ir a peor. Aún estamos a tiempo


Fernando Ribot es tesorero de la Asociación de Profesionales de la Farmacia (Asprofa)

Comentarios

guest
1 Comment
Inline Feedbacks
View all comments
Antonio
Antonio
4 años

Creo que el problema es diverso y que tiene muchas aristas, las cuales vienen desde mi punto de vista en un ya latente problema de un Estado social que no podemos pagar. Tenemos una deuda pública escalofriante. La farmacia no es más que la punta del iceberg de todo lo que hay debajo. Los farmacéuticos no sólo debemos reclamar a la sociedad que haya una mayor conciencian de cual es nuestro problema que es el problema de todos. También debe asumir las megafarmacias que ellas no pueden vivir tan ricamente de las farmacias rurales. estas últimas ponen el buen nombre… Read more »

Noticias relacionadas

Actividades destacadas

Síguenos en