Política

Para convertir a la salud y la ciencia en pilares de la economía hacen falta más recursos y gestionarlos bien

Mariano Barbacid, Antón Costas y Javier Urzay han participado en un encuentro de Farmaindustria para analizar las posibilidades que ofrecen la salud y la ciencia para la transformación del modelo productivo y los elementos necesarios para convertirlas en protagonistas de manera efectiva.
Imagen del encuentro virtual organizado por Farmaindustria.

Mariano Barbacid, profesor de Oncología Molecular y ex director del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), Antón Costas, ex presidente del Círculo de Economía y catedrático de Política Económica de la Universidad de Barcelona, y Javier Urzay, subdirector general de Farmaindustria, han participado en un coloquio organizado por la patronal para analizar el papel de la industria en la recuperación económica. Todos ellos ven una gran oportunidad en impulsar a la salud y la ciencia como pilares del nuevo modelo productivo, pero a la vez consideran que se precisan más recursos y una buena gestión de los mismos, entre otros aspectos.

Barbacid se refirió a la contribución sanitaria del binomio investigación pública-industria farmacéutica, que ha ganado una relevancia "sin precedentes" durante la pandemia por su implicación en el desarrollo de vacunas para la covid-19, como señaló Urzay, aunque ésta ya venía siendo evidente y estaría plasmada, según el ex director del CNIO, en el arsenal terapéutico disponible: "Más del 90% de los fármacos que han salido al mercado proceden de un descubrimiento de la investigación básica desarrollado posteriormente por la industria".

Más allá de esa contribución en términos sanitarios, Costas planteó que potenciar la investigación y la ciencia, específicamente en el ámbito de la salud, puede ser fundamental para hacer resurgir la economía, garantizando una mayor solidez de cara al futuro. Actualmente, dijo, disponemos de "una economía taller, donde la innovación viene de las habilidades que emergen en el seno de las empresas" y, a su juicio, es preciso "combinar eso con una economía laboratorio, donde el conocimiento científico sea elemento de competitividad para todas las industrias, incluidos los sectores donde ahora somos fuertes, como la construcción y turismo, aunque especialmente en el de la salud, que es una industria de futuro".

Esa transformación pasaría, por un lado, por reforzar la presencia de la gran industria farmacéutica. Como recordó Barbacid, ésta está "cada vez más fuera de nuestro país y de la UE, ya que mientras hace unos años dos tercios de los medicamentos salían de Europa, ahora solo sale de aquí un tercio". Urzay puso en valor la presencia actual del sector, así como la investigación que realiza "de forma intensiva" en el país, generando empleo cualificado. No obstante, mostró el deseo del sector de "que esto crezca".

"Recursos, recursos y más recursos"

Los expertos también coincidieron en que hay que potenciar la investigación pública. Costas se atrevió a calcular el déficit de científicos en unos 2.500 para poder hacer posible ese giro en términos de modelo productivo. Como representante de la investigación pública, Barbacid fue claro al señalar que "hacen falta recursos, recursos y más recursos". "Hay que llegar a ese 2% en ciencia. El problema es que la inversión pública es muy inferior al 1%. Mientras eso no aumente, España no va a poder avanzar en el ámbito de la investigación biomédica y ser competitivos. Tenemos investigadores de muy alto nivel trabajando con 4-5-6 personas. Sin recursos, lo que hacemos es gestionar miseria. Tendríamos que recuperar los niveles de inversión de 2008 y diseñar un plan para poder aumentarlos. Tenemos una base importante de investigadores, dentro y fuera del país. El déficit es de recursos, y de gestión de esos recursos", añadió.

El resto de ponentes coincidieron con la necesidad de dedicar más recursos a la investigación, concretamente a la sanitaria, para lo cual, defendieron su consideración como una inversión, más que como un gasto. En opinión de Costas, "hace ocho meses era más difícil demostrar que el gasto en salud era una inversión con resultados en la productividad, porque los modelos macroeconómicos no capturan todas las vías en las que la inversión en salud influye en ésta. Hoy, en cambio, la respuesta está clara. El gasto en salud es inversión porque de otra manera la economía no funciona".

En cuanto al origen de los fondos que habría que emplear para activar la máquina productiva, el economista llamó a no depender exclusivamente de los fondos europeos. Para eso, hace falta, a su juicio, desterrar la visión del presupuesto "como un juego de suma cero, en el que para ganar unos tienen que perder otros". Costas asegura que ha llegado la hora de "aumentar los ingresos públicos", con lo que pareció dar a entender que es necesaria una reforma fiscal.

Capacidades administrativas para gestionar los fondos

En cuanto a los fondos europeos, que también pueden sumar, consideró que desarrollar "capacidades administrativas" es "importante". Cuantificó en unos 1.000 millones de euros los fondos Feder que España ha desaprovechado para impulsar el empleo juvenil, por no haber sido capaz de gestionarlos. "Y eso no solo pasa con los Feder, pasa con los mismos presupuestos estatales. Hay fondos de Ciencia y Tecnología que no se han utilizado y estaban disponibles. Hay que dar tanta importancia a los recursos como a las capacidades administrativas para poder utilizarlos", ha concluido.

Urzay se mostró convencido de que la industria implantada tiene capacidad para contribuir a que parte de los nuevos fondos europeos lleguen, y de alguna manera agradeció que, aunque la Comisión circunscribiera estos a proyectos relacionados con la transición ecológica y la digitalización, el Gobierno haya corregido esto incluyendo en su Plan la investigación biomédica. En este sentido, señaló que el sector trabaja con la vista puesta en poder participar en proyectos que sirvan para "dar un salto en la producción de medicamentos esenciales, en digitalización, para dinamizar la llegada al mercado de la investigación básica y para atraer inversiones en investigación clínica". En este sentido, destacó la "gran capacidad" de la industria para llevar a cabo proyectos en estos ámbitos, aunque opinó que "la gobernanza de los fondos va a ser importante".

A este respecto, avanzó que "si se recurre al clásico modelo de subvenciones y ayudas, además de colapsar la Administración, se puede perder efecto transformador". Por eso, defendió la apuesta por "fórmulas público-privadas, colaborativas, por supuesto con todos los controles que hagan falta para garantizar el buen uso del dinero público".   

Costas se expresó en términos similares al definir la necesidad de una buena gobernanza, no ya del acceso y la distribución de los fondos, sino del propio sistema de generación de ciencia en España. A su juicio, el problema está más bien en que actualmente los distintos actores operan "como piezas aisladas de un puzzle, un ecosistema, que habría que recomponer". Citó, en este punto, al famoso economista que habría contribuido a sentar las bases del New Deal en Estados Unidos después de la gran crisis del 29, John Maynard Keynes: "Keynes señalaba que, en situaciones de incertidumbre, como la de ahora, el papel de los buenos gobiernos es el de coordinación. Tiene que aparecer el Estado que sepa coordinar las perspectivas de cada pieza del puzzle, reduzca la incertidumbre, y los haga colaborar a todos".  

Se preguntó si, con los niveles de crispación que existen en el país, será posible una buena utilización de los fondos europeos, y también de los propios, y si España conseguirá ser un país atractivo para atraer inversiones. Para Urzay, si se ponen los recursos necesarios, los mimbres principales están, empezando por un sector, el farmacéutico, que estaría dispuesto, según dijo, a trabajar junto al resto de actores para emprender la reconversión industrial que el país necesita.

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