Terapéutica

Siete sociedades científicas y Alcer definen el proceso asistencial para el paciente con anemia asociada a ERC

En el Proyecto Teide diseña 10 líneas de actuación y 37 acciones específicas a implementar y optimizar el proceso de atención.
Presentación del Proyecto Teide

Una de cada cinco personas con enfermedad renal crónica (ERC) presenta anemia, complicación que empeora a medida que aumenta el deterioro de la función renal. Sin embargo, este factor determinante en la evolución de la enfermedad y en la vida del paciente está actualmente infradiagnosticado por la falta de visibilidad y concienciación a nivel sanitario y social, agravada además por la pandemia y sus consecuencias. Consolidar un proceso que garantice la mejora del proceso asistencial es el objetivo del ‘Proyecto Teide: Diseño y mejora del proceso asistencial del paciente con anemia asociada a la ERC tras la situación de pandemia’, impulsado por Astellas Pharma, y con el aval de siete Sociedades Científicas (SECA, Sedisa, Semergen, Semfyc, SEFH, Seden y SEN) y la Federación Nacional de Asociaciones de Pacientes, Alcer.

El Proyecto Teide define y propone la optimización del recorrido asistencial de los pacientes con anemia asociada a ERC en España desde una visión integral, incorporando aspectos clínicos, de gestión, económicos y humanísticos para lograr una mayor calidad de vida y mejores resultados en salud.

En total, el proceso diseñado cuenta con diez líneas de actuación con 37 acciones específicas para poder implementarse. Además, se ha realizado una propuesta de 18 indicadores que permitirán valorar en un futuro la correcta implantación de este recorrido asistencial. Todo este conjunto de medidas ha sido propuesto por los expertos en el Proyecto con la finalidad de que puedan ser llevadas a cabo y tener una aplicación práctica y real en España.

La anemia asociada a la ERC está relacionada, principalmente, con la inadecuada producción de eritropoyetina por el riñón, lo que provoca debilidad, fatiga, palpitaciones, dificultad para respirar, letargia y alteraciones del sueño, entre otras manifestaciones. Se asocia además con un mayor riesgo de enfermedad coronaria, de accidente cerebrovascular, progresión de la enfermedad renal e incluso mortalidad. Esta situación desencadena en numerosos pacientes síntomas depresivos y de ansiedad.

 “En definitiva, este tipo de anemia disminuye la calidad de vida del paciente, pues interfiere con la vida cotidiana, la actividad física, el cuidado personal y la vida laboral, debido a la importante repercusión en su salud”, explica Patricia de Sequera, presidenta de la Sociedad Española de Nefrología, jefe de Nefrología del Hospital Universitario Infanta Leonor, miembro del grupo de trabajo de anemia de la Sen y miembro del Comité Asesor.

“De ahí la relevancia de tratarla y gestionarla bien. Y para ello hemos realizado un análisis de la situación actual de la atención que recibe el paciente, encontrándonos que los cuellos de botella principales son el infradiagnóstico, el retraso en el tratamiento y el inadecuado seguimiento de esta afección”, asegura Sequera.

También se ha tenido en cuenta en el análisis inicial realizado en el protecto la situación de pandemia vivida en el mundo a causa del covid-19 y la repercusión que la saturación hospitalaria ha tenido en el tratamiento de estos pacientes. Y es que las personas con anemia asociada a ERC, sobre todo en fases avanzadas, deben acudir al entorno hospitalario, para la dispensación o la administración de sus tratamientos. “Con la pandemia nos hemos dado cuenta de que es una prioridad que el paciente frecuente menos el hospital, siempre que no sea necesaria su presencia física. La implantación de la telemedicina y la telefarmacia, evitar que el paciente asista al hospital a recoger su medicación, la implantación de técnicas de diálisis domiciliarias y, en un futuro, tener en cuenta las alternativas orales para acercar la atención sanitaria al paciente, se han manifestado como mejoras indispensables para lograr una mayor calidad de vida y evitar ocasiones de contacto en épocas de pandemia. Todo ello lo hemos destacado en las conclusiones”.

“Hemos logrado un proyecto muy detallado, que desciende al detalle de cómo implantar las mejoras con acciones concretas e indicando los actores implicados para llevarlas a cabo. Porque es un trabajo que se ha desarrollado con una clara vocación de que tenga una aplicación práctica”, afirma José María Portolés, jefe del servicio de Nefrología del Hospital Puerta de Hierro (Madrid) y coordinador nacional del grupo de trabajo de anemia de la SEN.

Portolés destaca que, para contrarrestar los cuellos de botella, “debemos potenciar la visibilidad y conocimiento entre los profesionales sanitarios y pacientes de este tipo de anemia; promover el abordaje multidisciplinar del paciente estableciendo protocolos comunes para la coordinación en la derivación de los pacientes en los puntos clave del proceso y establecer canales de comunicación y coordinación ente los niveles asistenciales, haciendo uso de las tecnologías de la información.”

Además, insiste en la necesidad de involucrar al paciente en el manejo de su enfermedad. “Si bien, se han desarrollado iniciativas a nivel nacional y autonómico para impulsar la humanización en la asistencia sanitaria, algunas de ellas en el marco de la enfermedad renal, todavía existe margen de mejora en la implicación del paciente. Es fundamental reforzar la información y formación de manera continuada al paciente sobre su enfermedad y las opciones terapéuticas disponibles para fomentar la individualización de los tratamientos, teniendo en cuenta las características de cada persona”.

El director general de la Federación Nacional de Alcer, e Investigador en el área de metodología en la Facultad de Psicología de la UAM, Juan Carlos Julián, ha manifestado que “el paciente actualmente se siente desinformado, confunde los síntomas con su propia enfermedad renal y acude por ello tarde a consulta”. Por eso, valora positivamente la realización de este trabajo multidisciplinar que “ofrece la oportunidad de visibilizar y concienciar sobre una enfermedad con alto impacto en los pacientes que la sufren, a través de su participación en un proyecto en el que el paciente ha estado integrado de principio a fin, pudiendo incluir sus necesidades en este diseño del proceso asistencial que debería llevarse a cabo en España”.

Por su parte, la directora de Government Affairs & Market Access en Astellas Pharma, Asunción Somoza, ha manifestado que esta iniciativa refleja el compromiso de la compañía para dar una respuesta a las necesidades que tienen los pacientes y los profesionales sanitarios en los distintos ámbitos relacionados con la enfermedad. “A través del proyecto Teide, se ha querido avanzar en la atención que reciben los pacientes y en las mejoras imprescindibles para que los profesionales sanitarios puedan brindar la mejor atención posible. Es un trabajo conjunto, coordinado y multidisciplinar. No podía ser de otra manera si realmente queremos dar una respuesta global a una necesidad existente en la actualidad. Estamos seguros de que la implementación del proceso asistencial diseñado revertirá en una mejora en los resultados en salud, así como una mayor calidad de vida”.

Análisis del proceso asistencial

La primera fase del Proyecto Teide estuvo orientada a realizar un análisis del proceso asistencial del paciente con anemia asociada a ERC, identificando la situación actual, las necesidades y oportunidades de mejora del proceso. Para ello, se han tenido en cuenta aspectos clínicos, de gestión, económicos y humanísticos, y de calidad de vida.

Durante la revisión del proceso asistencial del paciente con anemia asociada a ERC, se identificaron, en el ámbito de la gestión, algunos cuellos de botella asociados al infradiagnóstico, el infratratamiento y la poca continuidad asistencial del paciente. Una situación que se debe principalmente a la escasa visibilidad de esta complicación, la falta de conocimiento sobre el abordaje, diagnóstico y criterios de derivación de los pacientes a Nefrología, tanto desde Medicina Familiar y Comunitaria como desde otras especialidades; a los tratamientos, que se dispensan o se administran en el entorno hospitalario; y a la falta de seguimiento compartido entre los distintos profesionales implicados.

Los expertos consideran necesario incluir la anemia asociada a la ERC como criterio determinante para la derivación de los pacientes con ERC a Nefrología. Asimismo, desde el ámbito clínico, es prioritario garantizar la continuidad asistencial y fomentar la individualización del tratamiento, donde cobra importancia contar con alternativas orales que respondan a las necesidades y preferencias de los pacientes en cuanto a vía de administración, según encuestas cualitativas.

En cuanto a los aspectos económicos más relevantes identificados dentro del análisis del proceso asistencial actual, destaca el hecho de que la anemia asociada a la ERC no tratada adecuadamente conlleve mayores costes y un mayor uso de recursos hospitalarios. Además, se estima que esta enfermedad puede estar asociada a una mayor tasa de desempleo y absentismo laboral, lo que puede deberse a un tratamiento inadecuado de la anemia y a la modalidad de diálisis en la que se encuentra el paciente, entre otros factores.

Finalmente, desde la perspectiva de humanización en el abordaje de la anemia asociada a la ERC se considera importante continuar valorando el impacto negativo que tiene esta complicación sobre la calidad de vida, así como el margen de mejora en la implicación del paciente durante la elección del tratamiento de anemia asociada a ERC y el fomento de la atención sanitaria a distancia como del uso de terapias domiciliarias.

El proyecto se presentará a los profesionales sanitarios en el portal especializado en Nefrología, ‘Nefrocampus’

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