Terapéutica

Las vacunas que implantan chip y otros bulos

Un estudio sobre los rumores de las vacunas asegura que “es imprescindible aprender a mejorar las habilidades de comunicación del profesional sanitario para ganar la confianza del paciente”

Las vacunas sirven para implantar microchips bajo la piel (53%); modifican el ADN (35%) y contienen grafeno, que causa atracción de metales (33%); estos son los tres principales rumores que circulan en las redes sociales y son conocidos por la ciudadanía. Así lo aseguran los expertos que han dado a conocer este jueves el I Estudio sobre Bulos en Salud, elaborado por Doctoralia, #SaludSinBulos y la Asociación Española de Vacunología.

El trabajo, en el que han participado 1.170 usuarios tiene como objetivo cual es el impacto de las fake news en la percepción de los ciudadanos frente a las vacunas.

Una de las conclusiones del estudio es que prácticamente 6 de cada 10 pacientes utiliza Internet para buscar información sobre vacunas (56%). De hecho, es algo que realizan con cierta frecuencia: el 38% de los encuestados asegura buscar información sobre vacunas en internet como mínimo varias veces al mes.

Entre las herramientas más utilizadas por los pacientes para consultar información sobre vacunas en la red destacan las plataformas de organizaciones científicas, en un 51%; seguidas de los medios de comunicación, en un 43%; las plataformas especializadas (37%); y finalmente, las redes sociales (27%).

En palabras de Manuel Menduiña, internista y miembro de Doctoralia, “internet, y en general, las herramientas digitales son canales de fácil acceso y de difusión de grandes cantidades de información, en muchas ocasiones falsa y sin contrastar. Sin embargo, esta información falsa se enfrenta al hecho de que en muchas ocasiones estos bulos no son consultados con un especialista, lo que puede conllevar a problemas todavía mayores cuando son los propios pacientes quienes asumen condiciones que no tienen, y realizan un autodiagnóstico”.

El estudio también analiza la percepción de los usuarios acerca de la difusión de la desinformación: el 43% de los usuarios tienen la sensación de que WhatsApp es el canal que aglutina más bulos sobre vacunas; seguido por los medios de comunicación, en un 42%; y Facebook, en un 41%. En menor proporción, los pacientes consideran que las noticias falsas circulan a través de Twitter (26%), Instagram (23%), YouTube (22%), o Telegram (11%).

En este sentido, cerca de la mitad de los pacientes desconocía la existencia de grupos anti vacunas que se encargaban de la difusión de las denominadas ‘fake news’ antes de la pandemia.

En relación a la confianza entre pacientes y especialistas con respecto a las noticias falsas sobre las vacunas que circulan en internet, solo uno de cada tres pacientes afirma consultar sus dudas con un especialista. Entre quienes lo hacen, el 69% asegura que el profesional de la salud ha conseguido resolver todas las cuestiones planteadas.

Entre las consultas más comunes, la seguridad y eficacia de las vacunas acaparan el primer y segundo puesto, con un 55% y un 43% respectivamente, por delante de la necesidad de vacunarse (33%). En menor medida, aparecen consultas como la vacunación en la tercera edad (12%) y la creación, desarrollo y composición de las vacunas (19%).

Carlos Mateos, coordinador del Instituto #SaludsinBulos, explica que, “es imprescindible aprender a mejorar las habilidades de comunicación del profesional sanitario para ganar la confianza del paciente. Impulsar un estilo de comunicación empático ha demostrado que reduce la morbimortalidad. Por este motivo, estamos trabajando con las sociedades científicas y asociaciones de pacientes para crear protocolos de comunicación clínica”.

Luis Ignacio Martinez, vocal de la innovación de la Asociación Española de Vacunología, afirma que “la reticencia vacunal es un fenómeno dinámico y heterogéneo que necesita ser monitorizado a lo largo del tiempo. Este tipo de estudios son fundamentales para detectar señales de problemas emergentes que pueden impactar en la confianza hacia la vacunación y el método científico, ya que permiten proporcionan información muy valiosa de cómo se pueden organizar acciones o estrategias de comunicación específicas. Debemos entender que en el mundo digitalizado las personas buscan información en internet de forma proactiva prescindiendo de los profesionales de la salud. En este sentido, determinar los hábitos del usuario o detectar y cuantificar el fraude puede impulsar a que desde la administración sanitaria y educativa se pongan en marcha medidas que se adapten a las necesidades, permitiendo promover hábitos de vida saludables y combatir la desinformación”.

Por último, Fernando Moraga Llop, vicepresidente de la AEV, asegura que “la vacunación en general, y en concreto en mi especialidad, en pediatría, es importante, recomendable y segura, ya que se basa en el fundamento científico. Por ello, desde mi punto de vista, revisar el cumplimiento y actualización del calendario de vacunación es vital”… “En el caso de nuestro país, la armonización de las recomendaciones vacunales adoptadas por las diferentes CCAA contribuiría inequívocamente a despejar cualquier duda razonable que a los padres y madres se les puedan plantear, por lo que este aspecto debería tenerse en cuenta a la hora de fortalecer la confianza y accesibilidad a los programas de vacunación”.

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