Terapéutica

Deportes y las conmociones cerebrales

Todos deben usar protección para la cabeza y un equipo de seguridad adecuado al practicar un deporte de contacto o al andar en bicicleta, patinar, andar en patineta, practicar snowboard o esquiar. Es imposible evitar completamente las conmociones cerebrales. Pero los cascos, los protectores bucales y otro equipo de seguridad personal suelen reducir el riesgo…


Cómo evitar las conmociones cerebrales

Comienza teniendo un equipo adecuado

Todos deben usar protección para la cabeza y un equipo de seguridad adecuado al practicar un deporte de contacto o al andar en bicicleta, patinar, andar en patineta, practicar snowboard o esquiar. Es imposible evitar completamente las conmociones cerebrales. Pero los cascos, los protectores bucales y otro equipo de seguridad personal suelen reducir el riesgo de sufrir lesiones en la cabeza.

Evitar accidentes

Tu primera barrera para evitar accidentes es el uso de un casco. Aun con el uso de un casco puedes tener una conmoción cerebral ya que los cascos no pueden evitar completamente las lesiones que ocurren dentro de la cabeza. Si te golpeas la cabeza, el cerebro de todas maneras puede golpearse contra el cráneo, aun si usas un casco.

No te arriesgues pensando que tienes un casco que te protegerá. Esta es la razón por la cual hay reglas en los deportes. Aprender las técnicas correctas y desarrollar las habilidades que te permitan evitar juegos peligrosos puede reducir un gran número de lesiones.

Cuando ocurre una conmoción cerebral

Si te golpeas la cabeza haciendo deportes, interrumpe el juego inmediatamente. El entrenador debe saber que te debes retirar del campo de juego. Pero si no tienes un entrenador, o si tu entrenador no te hacer retirar del campo, hazlo tu mismo.

Si estás haciendo algún tipo de esquí, pídeles ayuda a los socorristas. Si estás andando en bicicleta o usando una patineta, interrumpe la actividad. No te expongas al riesgo de lesionarte la cabeza nuevamente. Una segunda lesión en la cabeza puede generar una afección llamada síndrome del segundo impacto. El síndrome del segundo impacto no ocurre frecuentemente, pero puede causar daño cerebral permanente y hasta la muerte.

Si te lesionas la cabeza jugando un deporte en una organización deportiva, es posible que el entrenador te examine inmediatamente después de que ocurra la lesión. Este tipo de examen se hace al costado del campo de juego. Es muy común que se haga esta evaluación en las escuelas y en las ligas deportivas. Al observarte y hacerte hacer unas pruebas simples, una persona entrenada puede darse cuenta si necesitas atención médica o no.

Muchas escuelas o ligas deportivas les hacen exámenes a los estudiantes al comienzo de la temporada deportiva con el fin de medir el funcionamiento normal del cerebro. Estos exámenes se denominan exámenes como punto de referencia para conmociones cerebrales. Los entrenadores o los médicos son los que por lo general comparan los resultados del examen que se da como punto de referencia (que se administra al jugador que no ha tenido ninguna lesión) con los exámenes que se hacen al costado del campo de juego (después de ocurrir una lesión) para determinar si el cerebro del jugador está funcionando correctamente.

Si estabas jugando un deporte y te golpeaste la cabeza y no hiciste nada al respecto cuando ocurrió el accidente, está atento a los síntomas de una conmoción cerebral. Los síntomas de las conmociones cerebrales no aparecen inmediatamente. Los síntomas típicos de una conmoción cerebral pueden aparecer hasta 3 días después de la lesión.

Consulta con un médico tan pronto sea posible si crees que tienes una conmoción cerebral y desarrollas algunos de los siguientes problemas:

  • dolor de cabeza
  • mareos
  • deseos de vomitar o vómitos
  • dificultad con el equilibrio o la coordinación
  • visión borrosa
  • tienes dificultad para hablar, o dices cosas sin sentido
  • sentirse confundido o aturdido
  • dificultad para concentrarse, pensar o tomar decisiones
  • problemas para recordar
  • tener sueño
  • dificultad para dormirse
  • dormir más o menos de lo habitual
  • sentirse ansioso o irritable sin causa aparente
  • sentirse triste o más sensible emocionalmente de lo habitual

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